Siglo XIX
 

SIGLO XIX



El 11 de Julio de 1811 los dragones franceses, que invadían la población, arrasan la Iglesia de la Victoria e intentan incendiarla y si bien la intervención de un grupo de alcalaínos, liderados por el Alcalde Domingo Corona, logró que el Convento no fuese pasto de las llamas no pudieron evitar enormes destrozos ni que se quemasen enseres y libros entre los que se incluían los de la Cofradía que quedó extinguida durante cuatro años, hasta el 25 de Julio de 1815 en que se reorganiza y se pide a la del Nazareno de Santa María de Cádiz la renovación de los vínculos de filiación.

          Entre 1820 y 1823, ante las medidas puestas en marcha por el gobierno progresista del trienio liberal que pretendía suprimir los conventos, en las actas de la Cofradía deja de aludirse a la sede como convento,  pasándose por primera vez, a denominarse “Iglesia de la Victoria”. De cualquier modo, merece reseñarse que, esto no supuso que los frailes abandonasen la población puesto que la presidencia la ostenta el   Padre Juan Fernández al que ya no llaman Padre Corrector del Convento sino Presbítero.

          El 18 de Noviembre de 1826 el Papa, Pío VIII, concede a la Cofradía una Bula en virtud de la cual obtiene la gracia de poder organizar un jubileo de 40 horas que, coincidiendo con la Pascua de Resurrección, debía iniciarse el Sábado de Gloria y en la que estaban obligados a participar todos los hermanos de la misma y el 7 de Noviembre de 1827 el Obispo diocesano  otorga una bula episcopal por la que concede a la Cofradía la facultad de poder celebrar determinadas prácticas piadosas en favor de los hermanos.

          El 12 de Febrero de 1847 con el fin de evitar tanto las irreverencias que se habían producido en la Salida Procesional del año anterior como en respuesta a la ausencia de autoridades civiles y eclesiásticas en la Villa se acuerda suspender la Estación Penitencial del Jueves Santo y se decide que los fondos existentes se destinasen a suministrar alimentos a los pobres de solemnidad.

          En 1854, la vida de la Cofradía se vio frenada por una feroz epidemia de cólera que azotaba la villa desde finales del verano, no pudiendo celebrar Cabildo General ni honras fúnebres hasta el 19 de Noviembre. Posiblemente,
como consecuencia directa de la epidemia de cólera en 1855 se acordaba que no se pagarían ni el entierro ni el sufragio de aquellos hermanos que no tuviesen pagadas las limosnas de trigo de doce años consecutivos,  a excepción de aquellos hermanos que constase que hubiesen caído en la miseria.

           En 1855 en vista del deterioro que sufría la túnica del Cristo empleada en las funciones de primera clase y procesiones, se acordaba que una vez se cobrase la póstula y limosna de trigo se comprasen las varas de terciopelo necesarias para hacer una nueva con vistas a pasarle a los bordados de la existente que se encontraban en buen uso y para lo que se esperaba la cooperación de las hermanas del Beaterio.

           El 11 de Marzo de 1856  el Obispo D. Juan José Arbolí aprueba los nuevos Estatutos de la Cofradía, los cuales habían redactado el Secretario D. Rafael María Esquivel, el Fiscal D. Francisco Villanueva y los hermanos D Vicente Díaz y D. Andrés de Medina utilizando como base los de la Cofradía del Nazareno de Arcos. Estos Estatutos serian nuevamente revisados en 1860, siendo aprobados por el Obispo el 24 de Marzo.

           El mismo año de 1856 se arreglaron las nadas del Nazareno para la venida de la Virgen de los santos a la Villa y se reforzó el carácter asistencial de la Cofradía después de haber vivido los graves episodios epidémicos del año anterior, acordándose  prestar atención médica a los hermanos y muy especialmente a los que carecían de fondos para pagar a un médico, decidiéndose a tal efecto nombrar como médico de la Cofradía al que lo era de la Villa, Francisco Machado, quién se obligaba a asistir a los hermanos pobres sin percibir por ello retribución alguna. Por estas fechas, aprovechando que existían 4 sacerdotes como hermanos de la Cofradía, se acordó  que cada uno de ellos interviniese como capellán durante un trimestre al año, acordándose fuese el primero el Padre José Mª González. 
 



          Al menos en la segunda década del siglo XIX la procesión se celebraba el Viernes Santo de madrugada, tal como lo atestiguan las actas de 1860 o 1861. Sin embargo, en la década de los años 60 y 70 de dicho siglo  las imágenes no salieron a la calle por diversos motivos. Así  en Abril de 1867 para la suspensión de la procesión en la madrugada del Viernes Santo se adujo  carecerse de Predicador para el “Sermón del Paso” como por la estación lluviosa que se estaba atravesando, cuando la realidad era muy distinta y venía originada por la inestabilidad política que atravesaba el país. Sin embargo no suspenderían el “Santo Jubileo” de 40 horas que tenía concedido la Cofradía que convocaron para la Pascua de Resurrección, determinándose así mismo pedir a los hermanos que confesasen y comulgasen en el primer día de celebración del mismo. Idéntica situación se vivió en 1868, 1869,  1870, 1874 y 1875, no siendo hasta Abril de 1876 cuando, habiendo cesado las “circunstancias azarosas”,  se celebre la procesión el Viernes Santo de Madrugada y el Sermón llamado del Paso” así como el Jubileo de costumbre, con sermón en las tres tardes de Pascua de Resurrección.  Igualmente y a fin de dar un mayor esplendor a la procesión acordaron se arreglasen las andas de la Virgen de los Dolores, San Juan y la Verónica.  En Enero de 1864 y toda vez que la Victoria se encontraba en tan lamentable estado de conservación que demandaba obras urgentes, la Cofradía decide donar 500 reales de vellón para dichos trabajos que terminarían por iniciarse a finales de Marzo, lo que provocaría que el día 20 de dicho mes se acordase el traslado de los enseres e imágenes de nuestra Cofradía hasta la Iglesia Parroquial de San Jorge. En la misma sesión se aprobaría que, una vez lo permitiesen los trabajos de reedificación de la Iglesia, se procediese tanto al arreglo del retablo del Nazareno como al pintado de las bancas de la Cofradía.

          Casi un año después,
el 28 de Febrero de 1865, una vez concluidas las obras de la Victoria, se acordaba el traslado procesional de las imágenes del Nazareno, la Virgen de los Dolores, San Juan y la Verónica con todos sus útiles y enseres desde la Parroquia hasta dicho templo.

          En 1866, con el permiso del Arcipreste,
 se acuerda el traslado del altar de Santa Ana desde el cuerpo principal de la Iglesia de la Victoria hasta la capilla de Ntro. Padre Jesús Nazareno y la restauración del Estandarte de la Cofradía. Años después, en 1874, se arreglaría el retablo del titular.

          El 1 de Septiembre de 1890 fueron aprobados unos nuevos Estatutos. En 1894 y 1895  la procesión se celebra en la mañana del Viernes Santos con todas las imágenes (Nazareno, Dolores, San Juan y Verónica).
En Marzo de 1891 el jubileo de Pascua se celebra en la Parroquia debido al mal estado de la Iglesia de la Victoria así como por encontrarse en ella Nuestra Señora de los Santos. A partir de este año la vida de la Cofradía transcurre entre  la Iglesia de la Soledad y  la Parroquia, hasta que el 31 de Diciembre de 1911 se reinaugura la Victoria, adoptando oficialmente el nombre de Iglesia de San Francisco de Paula.

         

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